Descubrimientos y redescubrimientos

(Bueno semana santa me dió suficiente material para hacer varias entradas de este tipo, aqui está la única que pude escribir en la ciudad, las demas las subiré luego)

Hace unos días regrese a Culiacán, igual dentro de unos pocos días lo dejare y me doy cuenta que no ha cambiado nada. Sigue siendo el mismo lugar olvidado de Sinaloa que aprovecha cualquier oportunidad de aparecer en el mapa. Por toda la ciudad hay carteles de lo que hay, hubo y habrá en la ciudad, vestigio de espacio 2006.

Hace unos días también empecé a pensar en esto, de hecho lo pienso cada vez que veo algunas personas o escritores. Parece que todos tienen un lugar a donde se consideran unidos. Los escritores regios escriben acerca de sus alrededores, Elmer Mendoza escribe acerca de Sinaloa. Cualquier persona extraída del lugar en donde nació dice que lo extraña y su ciudad es algo irrepetible en la geografía mundial.

Sin embargo, cada vez que regreso a Culiacán me doy cuenta que yo no tengo ese apego. No soy ni chilango, ni veracruzano, ni sinaloense... Esas locaciones conforman gran parte del bagaje cultural que soy, pero no siento apego por ninguna de ellas en especial. El distro es un lugar demasiado lejano en mi vida como para que tenga algún recuerdo de el, con excepción de saber que ahí nací y crecí hasta los 3 años. Frecuentes viajes a visitar a la familia de mi mama en Veracruz me han explicado un poco de las costumbres de mi mama, pero igualmente es demasiado lejano para que yo sienta algo por esas ciudades.

Finalmente llegamos a Culiacán, El lugar donde adoran al dios torcido... ubicado dentro de Sinaloa, Pitahaya roja redonda... Un lugar en donde he vivido desde los 3 años y odiable por su clima de desierto templado. Sin embargo, tampoco en Culiacán hay algo que me haga identificarme con él. Además admitámoslo, En Sinaloa no hay nada... No ha dejado de ser un lugar limitante... posiblemente por eso nunca lo quise... Claro al salir de ahí, uno tiene que defender su estado a capa y espada, pero generalmente lo hago para ver la idea que la gente tiene acerca de Culiacán y divertirme a costa de la misma.

De ahí damos un último brinco a las tierras regias, con un clima más odiable que el de Culiacán y una vialidad aun más horrible que la del estado de Sinaloa. Ahí podríamos decir que he pasado cerca de 3 años pero no hay nada que me amarre a ese lugar. Realmente no me molesta, simplemente me parece curioso el apego que las personas pueden llegar a lograr hacia algún lugar...

Supongo que al igual que no tener ningún apego, tendrá sus ventajas querer a un lugar, pero el no tener apego me libera de la nostalgia, lo único malo es que me deja solamente el hastío... Claro el cual se pierde en diversas ocasiones, por ejemplo en un diciembre lleno de borrachos y balazos, no se puede tener hastío cuando estas escondido dentro de tu casa...